He andado el camino descalza
con mi paz a cuestas y también mi
calma
viendo si en la bruma de estas
necedades
al menos podemos rescatar el alma
He visto el milagro nácar de la
luna
besando sencillo el agua del río
y oí aquel chistido tan
espeluznante
de lechuzas graves gobernando el
campo
He rodeado el cerro silencioso y
terco
clavando su cuña en el valle
fértil
sumido en misterio destilaba
sombras
que se abrían oscuras como
grandes fosas
Cierto humo blanco subía sinuoso
perfumando el aire de resabio a
leña
un acorde triste lloraban las
cuerdas
que pulsaban manos al temblor del
fuego
Balaban ovejas sus penas de
encierro
tras empalizadas de piedra y
madera
y el agua en los charcos de plata
y de hielo
mojaba mis suelas y mis penas por
ellas
Miré con los ojos del alma y del
cuerpo
y tras las murallas de tu mirar
griego
no vi que se abriese dentro de tu
pecho
ese corazón que maltrata tu ego
Llevé en mi actitud valor y
coraje
fue voluntad íntegra, osado
bagaje
y vi aquel amor otrora tan caro
suicidarse en penas, herido en
tus manos
María Inés